Ya lo ves,
aquí me tienes de nuevo
despojada de todo lo mundano
con esta nostalgia por abrigo.

Solitaria,
igual que aquella madrugada de Mayo
cuando te descubrí por vez primera.
Luna de misterios,
testigo de pasiones
no te burles de nuestra triste mirada
cuando ante tu solemne majestuosidad
el látigo de la noche enemigo,
se cierne
sobre todo mortal que agoniza.

Déjame por un momento besar tu aura
en esta noche contagiada de silencios.
No te ocultes, mantén tu luz prendida
para que árboles y luciérnagas te canten
al rítmico compás de tus latidos.

Otros vendrán a a refugiarse en ti
altiva Luna de sueños y esperanzas
y como yo, tiritando de emoción y frío
aguardarán incansables tu llegada
como niños perdidos tras tu cara oscura.


