¿Habéis
contemplado el atardecer,
cuándo
el sol va desapareciendo,
durmiéndose
lentamente,
y
la pleamar va ganando el terreno de su arena fina?
¡Yo
sí!, sentada aquí en mi roca,
a
la derecha el mar bravo,
a
la izquierda la ria,rodeada de cientos de pinos, abetos,
miro
al cielo, ventanas de nubes, con tonos de rojos intensos.
Adelfas,
acurrucandose para recibir la noche,
flores
silvestres, aguardando el silencio,
silencio
roto, roto solo por la canción del viento.
¿O
es la canción del Mar?
¡Díos
mío, dáme el acierto, para poder escribir lo que siento.
¡Marineros,
mirad conmigo!
¿Qué
paisaje es más bello?
¿El
mar con su bravura, que se adentra en los senderos para formar Dunas
o
el sol cuando despierta, y refleja en sus aguas , colores de infinita
hermosura?.
No
hay comparación,
las
dos maravillas, son tan intensas,
que
quien las contempla, solo puede sentir,
las
dos pertenecen al mismo Dios.
Perfección
de Dios,
después
de crear tal belleza,
¿cómo
los hombres no logramos encontrar
la paz que tanto busca nuestros corazones?.
Silencio,
ha llegado la noche,
sosiego,
paz, calma;
Pero
pronto viene de nuevo el día,
lágrimas
de rocio cubren la hierva,
derritiéndose
al sol que da la alegría.
Mantos
de musgo con su verde frondoso,
almendros
con frutos te llaman y dan su alimento,
nunca
un pintor, podrá captar
este
reino de colores,
este lugar tan hermoso.
@ Katy Domínguez Gómez