“PARA LA DOCTORA”

Ana Isabel Villanueva Ayestarán

Isla-Arnuero

Santander-Cantabria

@ KATY DOMÍNGUEZ GÓMEZ

Llevo unos días escribiendo,

Reflejo en escritura todo lo que siento,

Ojeo continuamente lo anterior escrito

Todas amarguras, temores al viento.

 

Hace apenas unas horas,

Se marchaba “la doctora”

Sumida estaba en la penumbra

Pero ha dejado una luz que me alumbra.

 

El viento traía aire lleno de frescura,

Pero mi alma cansada no tenía cura,

No podría creer que una persona especial,

Se interesara por mí, su nombre Ana Isabel.

 

Fue un cinco de Agosto, cuando la vi por primera vez,

Ahora después de un mes, el destino nuevamente,

Fui a la tercera urgencia, “allí estaba ella”,

Que me atendió con ternura y calidez.

 

Tenía alrededor un halo,

Que me iba calmando y tranquilizando,

Mi corazón agotado de dolor,

Aliviando mis dolores físicos,

Dándome palabras con todo su amor.

 

La pena está inundando mis días

No tengo ningún control,

Sé que cuando salga de aquí,

Se hundirá lo que queda de mi valor.

 

Pero has venido a verme a mi casita,

Dios te ha puesto en mi camino,

Me he desbordado hablando,

Intentando no te fueras de mi lado.

 

 Eres, Ana Isabel, como un cristal tallado,

Resplandece de tu alma, lo que siempre he buscado,

Has leído mis escritos y mis cintas escuchado,

Me has mirado a los ojos,

¡Me has admirado!.

 

 Tu devoción se transmite,

Tu saber no tiene límite

Tu curas cuerpos enfermos,

Tu calmas las almas en lamentos.

 

Eres doctora de profesión,

Pero para mi una gran psicóloga

La belleza de tu espíritu

La serena voz hablando

Calma los corazones cansados.

 

Las gentes del lugar,

Quieren que alivies sus dolores,

Abrirte sus almas sin rencores,

Contarte todas las emociones.

 

La enfermedad de las alma es peor,

Que las que expresan el cuerpo,

Éstas se curan con medicamentos,

La otra lanzando al viento, mil lamentos.

 

Vivir el día a día debe ser zigzagueante

Como la navegación a vela,

Hay que lucharla con sangre y espada

Con valentía permanente y verdadera.

 

Amor al ser humano

¡Qué luz tan divina!

Dedicarse en cuerpo y alma

Dando paz y tranquilidad,

Lo que no lograron las medicinas dar.

 

Los enfermos en sus casas,

Viejecitos solitarios,

Dueños de calamidades,

Oyen un dulce sonido de cascabel,

Cuando les va a ver Ana Isabel.

 

Luz tranquilizadora,

¡qué sirva de guía,

que les quiten los miedos y la ira,

de esas cadenas que arrastran desde la niñez

y que solo ansían tu compañía.

 

No hace falta saber hablar,

A veces solo con mirar unas manos,

O la mirada tierna

Que simplemente se miran un día.

                           

No solo mueren las hojas en otoño,

Escenario de ermitas y soledades,

Los ancianos de estos lugares,

Rezan para que su doctora

No tarde en llegar a sus hogares.

 

Emergencia humana,

Necesitan las almas,

Sentirse atendidas y cuidadas,

Reflejan sus sentimientos y dolores,

A la mujer-doctora que se llama Ana.

 

A mi mente viene tu rostro sonriente,

Tu mirada tierna y expectante,

De gozo me sentía llena

Cuando mis poesías leías.

 

En esa mañana recién estrenada,

Me dijiste que habías escuchado atenta,

Todo lo que la cinta transmitía,

Pero que “El Mar, las olas y yo”,

Era la más preferida.

 

Por eso hoy voy a intentar contarte,

Reflejar una vez más,

Lo que para mi es: “Este lugar y mi mar”.

 

Es.. es un insondable misterio

Al que siempre imploro consuelo.

 

Las olas que vienen y van, son mis amigas,

Desde la niñez las busqué y hablo con ellas,

Han sido siempre mi fiel compañía,

Contemplarlas en el esplendor de su armonía.

 

¡Cómo me gustaría ser perfecta,

en fonética de versos,

para poder escribir toda su belleza!.

 Oigo sus voces decirme:

“No te acerques más,

quizá te tienes que marchar

aunque no pares de luchar,

te quieren de aquí echar”.

 

 “No me habléis así,

siempre habéis sido mi salvación,

ver el manto blando de vuestras crestas,

no me apartéis de aquí,

sin vosotras no podría seguir”.

 

La obra cumbre es contemplaros,

Cuando el mar se pone furioso,

Mi mente dormida, se despierta,

Y contempla mi paisaje maravilloso.

 

¡Ayudadme en este horrible desafío!,

¡guitadles, con vuestro sonido:

de nuestro lado no podréis nunca arrancarlos!.

 

Habíamos andado juntas,

Una larga senda para llegar,

Ahora pertenezco a este lugar,

No buscarás más caminos,

No tendrás que mirar atrás.

 

¡Ay, mis queridas aguas!,

¡nos han dado un gran zarpazo,

no sabemos cuando se cumpla el plazo,

¿Cómo me arrancarán de mi hogar?.

 

Medito a vuestro lado con humildad,

¡Ay mis cascadas blancas queridas!

¡Ay mis amados acantilados erosionados!

Tender a mis pies vuestra alfombra,

Para esconderme en vuestras sombras.

 

Cuando bajes a mi amada playa,

Cuando pises los millones de granos de arena fina,

Agáchate, coge con tus manos un puñado,

Míralos pero darles de nuevo la vida.

 

Trae  a tu mente mi rostro,

Míralas con mis propios ojos,

Dile a mis olas queridas,

“vuestra amiga no os olvida”.

 

Me ha escrito un bello poema,

Para que yo, “la doctora”, os lea,

“katy es agua, yo soy agua,

y al agua he de volver,

no puedo vivir lejos de ti,

no permitáis esta dolorosa situación”.

                                   Un ramo de flores voy a regalaros,

Deshojaré sus bellos pétalos,

Os los daré uno a uno

Para que los mecéis en la calma,

Cantándoles una bella nana.

“Vuelve amiga nuestra,

te volveremos solo a ti cantar,

aquella dulce y bella melodía

que nunca has podido olvidar”.

 

“Nosotras las olas, te pertenecemos,

pertenecemos como tú al mar,

para nosotras querida niña,

tu nunca crecerás”.

 

Pero me siento frustrada de no poder reflejar,

Lo que quiero contarte,

La búsqueda de paz de mi alma cansada,

Mi mano es una aficionada,

No sabe bien escribir lo que en mi sangre vaga.

 

Pero tengo la protección del mar,

Su cantar para mi es un manantial,

Mi oasis de esplendor,

Mi musa de la inspiración.

 

Con humildad y nobleza,

Quiero entender la obra del “Gran Ser”,

Que por mucho que la buscamos,

Nunca la llegamos a entender.

 

¡Qué agradable sensación,

dejar volar la imaginación,

ser mecida por el dulce cantar

de mis amadas olas volviendo a mi mar.  

@ Katy Domínguez Gómez  

                                          Santander, 16 de Septiembre-2002