GUSSY
DE MI QUERIDA MARIA CRISTINA ALIAGA LUNA
TRES
MARAVILLOSAS HISTORIAS
LAS
COLITAS DE LOS PERROS
Este
es un cuento que leí o me leyeron cuando era
muy, muy pequeña…. Nunca lo he olvidado y hoy te lo cuento
en una versión muy
personal y es un cuento nuevo de esa versión canina.
Hace
muchos, muchísimos años, cuando Dios creó a los animalitos, también
creo a los perritos y todos tenían colita, pero esta colita estaba
atornillada pues cuando se iban a bañar, se la sacaban y la dejaban a
la orilla del río mientras ellos chapoteaban en el agua.
Un
día varios perritos estaban jugando y uno de ellos dijo :
-¿Y
por qué no vamos a bañarnos al río?
Y
todos corrieron al río más cercano y antes de introducirse al agua,
se sacaron las colitas para no mojarlas y para que
no se despeinaran.
Jugaron
felices en el agua, nadaron mucho y cuando ya atardecía se asustaron
y salieron del agua a colocarse sus colitas y con el apuro que tenían
tomaron cualquier colita.
Asi un perro negro quedó con una cola blanca, uno café con una
colita pintada y se armó tremendo lío y lloraron y lloraron porque
ninguno estaba conforme con su colita.
Desde
ese día, todos los perritos andan buscando sus colitas, por eso
siempre los verás oliendo el trasero de otro perro.
Se
hizo una reunión de perros y se juraron que por los siglos de los
siglos seguirían buscando sus colitas hasta
su propia colita.
Y
colorín colorado, este nunca nunca ha terminado,
porque si tu te fijas, todavía losa peritos siguen buscando sus
colas-
Marìa
Cristina Aliaga Luna
Maluna-
Chile©
LE
INVENTARE UN NOMBRE
Nunca
supo realmente su nombre. Pudo haber sido Catarí, Alberto, Tomás o
Josefina.. quizás.
Nunca
lo supo, mas le inventaría un nombre de acuerdo a la mirada de sus
ojos de luna.
Era
ella una de esas tantas que caminan tristes y abandonadas por las
calles y que llevan a Jesús en sus ojos de viento, por eso aquella
tarde en que el cielo parecía cantar de emociones nuevas, la miró a
los ojos y sin palabras, sólo con el alma le decía:
¿Te
gustaría vivir conmigo y mis hijas en nuestra casa?
Ella,
con los ojos brillantes de espera e ilusión movió su rabo, le dio su
mejor ladrido y le dedicó su más brillante sonrisa, porque ella, la
callejera había aprendido a sonreír.
Y
cuando traspasó el umbral de aquella casa supo que nunca más andaría
vagabundeando, que nunca más andaría por las mañanas duras de
invierna y asfixiantes de calor buscando comida en los botes de basura
y desde que aquella mujer le miró a los ojos, por fin pudo adivinar
que nunca, nunca más en su vida, volvería a ser un perro callejero.
María
Cristina Aliaga Luna
CHILE
VIDA
DE PERROS
Me
imagino que alguno de ustedes
debe tener un
perrito y “si por esas cosas de la vida” no lo tiene…no
importa, pues yo compartiré ahora, a través de éstas líneas la
vida de mis dos perritas y otras cosas de la vida de los canes.
Que
mi perro mueva la cola y orejas al verme llegar, es hermoso, más aún
cuando ésta separación ha durado “varias traumatizantes horas”,
sin embargo, mi mejor amigo
(a) me espera siempre
contenta. Él, jamás está cansado de tanto trabajar, no se enoja por
tonteras, no actúa por conveniencia, no es celoso ni le afectan las
jaquecas.
Creo
que nadie puede desmentir
que el perro es el mejor amigo del hombre y que nos demuestra
de
una y mil maneras cuando nos ama, y a veces pienso ¿hasta que
punto podemos decir que el perro actúa por instinto?
En
qué plano o escala pondremos a éste ser de cuatro patas
(con pedigrí
o sin él) que cuando nos ve tristes capta inmediatamente nuestro
estado de ánimo y no me refiero al grito o al golpe acusador (en todo caso castigar a
un ser indefenso, sí que es irracional), sino que me refiero al hecho
de que cuando andamos tristes y silenciosos nuestro perro se acerca
“a olfatear, a tantear el terreno” y pareciera que su almita de
perro se llenara de nuestra pena porque en el mismo momento que capta
el dolor de su “amo o dueño” se comienza a dar vueltas a nuestro
alrededor, nos vuelve a mirar moviendo su cabeza de un ladro a otro y
sus ojos brillantes nos dicen mil palabras.
¡!Que
mirada, que gesto, pareciera decir…te quiero…no sufras!!
Luego
transido de emoción y humildad perruna, emite un sonido especial
parecido a llanto de niño y se echa
(acuesta) a nuestro lado a
esperar que pase la mala racha (la tormenta) y allí…se
queda esperando
Nada
logra llamar su atención, pues ella está a prueba de todo ya que no
existe nada que lo distraiga y él es fiel a su amo aún cuando sea
éste un tipo castigador y mal agestado.
En
casa, siempre ha habido perras, en la actualidad hay dos muy
simpáticas, pero de las que les quiero hablar ya no están, la vejez
hizo su labor insalvable. Esas dos perritas fueron criadas como niños
y todo lo que sabían lo aprendieron solitas, pero parecía que se
ponía de acuerdo y se “organizaban” para compartir
responsabilidades.
Una
duerme….la otra cuida y ladra en la noche.
La
que durmió tranquila se levantaba mientras que su hermana se acostaba
a dormir, agotada ya de su turno de “nochera”.
No
importaba si había mucho sol o si llovía o hacía frío o si la
escarcha había peinado de cristales el césped…no importaba. Allí
estaba mi perrita pequeña que se paraba en mi ventana y comenzaba a
ladrar de tal manera que no había oído ni paciencia que soportara
tal escándalo.
¿Y
con esa perrita para que quería una gallo?
Yo,
remoloneaba en la cama y me hacía la sorda, pues ella, saltaba y
veía yo unas orejitas al viento y unos chillidos, hasta que me
levantaba, le hacía cariño en su cabecita y le agradecía. Entonces,
mi perrita
minusválida, me sonreía con esos ojos de miel y se iba a
tenderse al sol.
Se
pueden dar muchos ejemplos de “domesticidad”, de “su espíritu
de servicio” de “su fidelidad”, de “su justificación de la
vida”, pero nada ni nadie podrá desmentir que la fidelidad de
nuestro amigo perro está por sobre todo, la fidelidad y su buen
genio.
Los perros aprenden a
vivir como nosotros vivimos.
Es
como vivir en familia; si yo trato bien a mis hijos, no los grito ni
maltrato, mi perro aprenderá lo mismo porque mis hijos le enseñarán
buenos valores que sin querer van pasando
a esos seres peluditos.
Entonces
me viene a la mente pensar en que sucede cuando se sienten solos y
abandonados…¿olvidan?
¡!JAMÁS!!,
espera y espera a su amo o duela, mira por la ventana, rasca la
puerta, su corazón se acelera, se tiende en la alfombra y espera con
esos ojos de larga espera.
Y
cuando reaparece su dueño ,su vida sí ha tenido razón de ser y ni
la muerte podrá hacerlo olvidar los momentos que ha compartido con
humanos que lo aman.
Muchos
ejemplos hay de perros que han seguido hasta a la muerte a sus amos y
esperan que lleguen sus últimos días, echaditos…allí…al lado de
una tumba fría.
Entonces,
podemos pensar que el perro es ¿irracional?
¿O
Sólo un animal instintivo?
Es
irracional pensar que, quizás, después de la muerte, se reencuentren
en otra dimensión?
Firmemente
creo en la bondad de mis perras, en su entrega, en esa sonrisa que me
recibe al llegar, en esa lágrima esquiva que
se junta con las mías en momentos de pena,,creo firmemente que
ellos tienen más que un grado de inteligencia, instinto y
comprensión…yo creo que Dios
les
entregó muy en silencio, un alma, peluda…hermosa… y a
prueba de seres humanos tontos
que no aprecian la belleza interior que ellos tienen.
María
Cristina Aliaga Luna
CHILE
|